
Complementando el escenario anterior, existe otro factor que podría llevar a que el trabajo deje de ser un aspecto central en la vida de las personas: la implementación de un sistema asistencialista que, pese a sus buenas intenciones, termine generando una crisis de talento.
En este escenario, las grandes empresas tecnológicas -principalmente Google, Meta y Microsoft- han implementado soluciones de inteligencia artificial altamente eficientes en diversas industrias, provocando una pérdida masiva de empleos en sectores como servicios, educación, comercio y tecnologías de la información. Frente a este panorama y ante la enorme presión social ejercida por cientos de miles de trabajadores desplazados, el Estado en Chile decide imponer elevados impuestos a estas compañías tecnológicas para financiar un sólido sistema de seguridad social.
Sin embargo, como resulta difícil definir con precisión qué sectores merecen asistencia y cuáles no -sumado a la intensa presión de grupos de interés-, finalmente se implementa un Ingreso Básico Universal (IBU), entregado de forma incondicional a todas las personas, independientemente de si están empleadas o no.
Si bien esta política fue diseñada para garantizar el bienestar de la población, sus efectos adversos pronto se hicieron evidentes. Por un lado, muchos trabajadores que habían perdido sus empleos dejaron de buscar reincorporarse a industrias no automatizadas. Por otro lado, los trabajadores con salarios más bajos, especialmente en sectores como la agricultura, la construcción, la logística y los servicios subcontratados -que no fueron significativamente afectados por la automatización- optaron por renunciar masivamente, ya que el IBU cubría sus necesidades básicas.
Como resultado, aquellas industrias que no experimentaron un aumento de productividad gracias a la IA, enfrentan en este escenario una crítica escasez de mano de obra.
Plazo:
- MEDIO 50%
Potencialidad:

Impacto:
Disruptivo
Fuente causal